Leí un libro una vez, que nuestras batallas se ganan o se pierden en nuestra mente. Los pensamientos que gobiernan nuestra mente son los que determinarán el rumbo de dichas batallas. Es por esto, que el apóstol Pablo escribe a la Iglesia en Corinto lo siguiente:
2 Corintios 10:4–6NBLA
“Porque las armas de nuestra contienda no son carnales, sino poderosas en Dios para la destrucción de fortalezas; 5 destruyendo especulaciones y todo razonamiento altivo que se levanta contra el conocimiento de Dios, y poniendo todo pensamiento en cautiverio a la obediencia de Cristo, 6 y estando preparados para castigar toda desobediencia cuando la obediencia de ustedes sea completa”.
Por lo tanto, nosotros debemos ser capaces de destruir esas fortalezas que se han levantado en nuestra mente que imposibilitan que podamos ver los pensamientos de Dios para nosotros.
Nuestras armas no son carnales
No hay forma que tu puedas vencer los pensamientos que gobiernan tu mente con tus propias fuerzas. Debemos aprender a usar las armas de Dios. Nutrirnos de la Palabra, tener tiempo de oración. Esto permite que nuestros pensamientos sean saturados de la presencia de Dios y cuando esto ocurre, no hay forma que los pensamientos equivocados, que no vaya de acuerdo con la voluntad de Dios, tengan espacio.
Las armas espirituales son las que el Apóstol le enseña a la iglesia en Éfeso (Efesios 6:10-18), necesitamos vestirnos diariamente con toda la armadura. En la versión NBLA, utilizan el verbo “revístanse”, esto es un verbo imperativo (un verbo que representa un mandato), si quieres vencer la batalla tienes que vestirte de la armadura para que puedas llevar los pensamientos cautivos a Cristo.
Nuestros pensamientos cautivos a Cristo
Todo aquellos pensamientos que se levanta en contra de Dios debemos someterlos a Cristo. ¿Qué quiere decir esto? Estar dispuesto a caminar y confiar en Dios aunque no veamos y nuestros pensamientos digan otra cosas. Sustituir esos pensamientos con la Palabra de Dios.
Los pensamientos de orgullosos, argumentos y pensamientos que se oponen a la verdad de Dios, deben ser atacados inmediatamente. Si no trabajamos con esto rápido y lo sustituimos por lo que dice Dios derajemos que eche raíces y cuando un pensamiento se arraiga es más díficil sacarlo.
Si alguna vez, como yo, has pensado que no eres suficiente y que nunca se cumplirá o no podrás lograr lo que Dios te llamó, debes sustituir ese pensamiento por lo que Dios dice.
Además, conocer el carácter de Dios, cuando conocemos el carácter de Dios, sabemos que él cumplirá porque Dios es fiel, misericordioso y me ama. Como me ama, lo que Dios dijo de mí es verdad y yo lo creo y aunque el mundo diga otra cosa yo lo creo y camino en obediencia.
Confía en lo que Dios ha dicho de ti
Te voy a compartir algunas de las promesas que Dios hizo contigo:
Promesa de Su Presencia
Versículo Clave: “No temas, porque yo estoy contigo; no desmayes, porque yo soy tu Dios que te esfuerzo; siempre te ayudaré, siempre te sustentaré con la diestra de mi justicia.” –
Reflexión: Dios promete estar siempre con nosotros, incluso en los momentos más difíciles. Su presencia nos da la fuerza y el valor para enfrentar cualquier desafío.
Promesa de Provisión
Versículo Clave: “Mi Dios, pues, suplirá todo lo que os falta conforme a sus riquezas en gloria en Cristo Jesús.” –
Reflexión: Dios conoce nuestras necesidades y promete suplir cada una de ellas. Podemos confiar en que Él proveerá para nosotros, no solo materialmente, sino también espiritualmente y emocionalmente.
Promesa de Paz
Versículo Clave: “La paz os dejo, mi paz os doy; yo no os la doy como el mundo la da. No se turbe vuestro corazón, ni tenga miedo.” –
Reflexión: En un mundo lleno de incertidumbre y ansiedad, la paz de Dios es un ancla segura para nuestras almas. Su paz trasciende las circunstancias y nos permite descansar en Su amor y cuidado.
Promesa de Sabiduría
Versículo Clave: “Si alguno de vosotros tiene falta de sabiduría, pídala a Dios, el cual da a todos abundantemente y sin reproche, y le será dada.” –
Reflexión: Dios nos invita a pedirle sabiduría, prometiendo que Él nos la dará generosamente. En momentos de confusión o decisión, podemos acudir a Él con la seguridad de que nos guiará con Su perfecta sabiduría.
Promesa de Fuerza
Versículo Clave: “Todo lo puedo en Cristo que me fortalece.” –
Reflexión: No importa cuán grande sea el desafío, Dios nos da la fuerza para superarlo. En Cristo, encontramos el poder necesario para enfrentar cualquier situación con valentía y determinación.
Promesa de Salvación
Versículo Clave: “Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna.”
Reflexión: La promesa de la salvación es el corazón del evangelio. Dios nos ofrece la vida eterna a través de la fe en Jesucristo. Esta promesa nos asegura un futuro con Él, lleno de esperanza y propósito.
Camina confiadamente a lo que Dios te ha llamado y cree lo que él ha dicho de ti, descartando todo pensamiento que no proviene de él.